martes, 3 de enero de 2017

Mitos sobre el Porfiriato

   La figura histórica del general Porfirio Díaz ha sido rodeada de mitos negativos, haciéndolo aparecer a los ojos de las actuales generaciones como el peor gobernante que México haya tenido. Probablemente la razón de tales mentiras obedeció a la necesidad de justificar el movimiento armado de 1910 y subsecuentes conflictos.  La literatura anti-porfirista principió en 1900, con la revista Regeneración donde los hermanos Flores Magón, de credo anarquista, publicaron artículos vitriólicos en contra del dictador, haciéndolo responsable de todos los vicios que padecía México, señalando al gobernante como el más abusivo, ambicioso y criminal que haya padecido nación alguna. Más tarde, en 1908, se publicó una repetición de las ideas magonistas pero multiplicadas por millón: el panfleto México Bárbaro de John Kenneth Turner, que desde entonces señaló a Díaz como un monstruo que sólo había tenido piedad para sus paniaguados los científicos.  
Vino el movimiento armado de 1910 y durante más de los siguientes cien años, don Porfirio fue el pararrayos de todo lo malo sucedido y por suceder en la nación mexicana, pues cada régimen emanado de la lucha encontró en la memoria de Porfirio Díaz al chivo expiatorio ideal para cargar con los males de México. Las siguientes generaciones de mexicanos fueron aleccionadas machacona y concienzudamente con mentiras, con el resultado de que hoy muchos ciudadanos están imbuidos de odio contra todo lo que suene a Porfirio Díaz. El mito antiporfiriano, repetido millones de veces, se convirtió en verdad histórica; así, el Porfiriato es el agujero negro de nuestra Historia, al grado que hasta en los niveles académicos más renombrados del país se evitaba estudiar los sucesos entre 1877 y 1910, considerando que nada de interés había ocurrido en ese periodo y que además era ya cosa juzgada.
   La lucha armada de 1910 también sirvió para crear una pléyade de héroes, más valientes que los espartanos pero igualmente patriotas; esos esforzados luchadores, arrastrados por la prédica de don Francisco I. Madero, rompieron las cadenas de la esclavitud y se enfrentaron al ejército porfiriano, consiguiendo derrotar las bayonetas que por decenios habían impuesto la voluntad de don Porfirio. En la actualidad continúa el mito de una revolución arrolladora; contienda que se hizo gobierno y en los siguientes cien años, transformó a México en una democracia ejemplar donde la voluntad de las mayorías se impone, la justicia campea por sus fueros y la clase política se esfuerza por servir al pueblo soberano.
   Estos dos mitos son ya insostenibles, pero siguen dañando el recuerdo de don Porfirio y simplificando a la Historia para elaborar un catálogo de “buenos y malos”, y aunque una parte importante del pueblo mexicano está consciente de la parcialidad que esto conlleva, nadie toma medidas para combatir la corrupción de la Historia y concluir con la injusticia con que se paga al caudillo que gobernó a México por treinta años con la mayor probidad y con el más alto patriotismo.

La Invención de un villano muestra, cómo este personaje epónimo sembró las bases del México moderno, educó a sus generaciones, pagó la enorme deuda externa que agobiaba a la nación, modernizó las comunicaciones, embelleció las ciudades y aún dejó millones de pesos en las arcas de la nación. Por eso, e interpretando el reclamo de justicia más elemental, la obra solicita que Porfirio Díaz regrese a su patria y haya una justa reconciliación del pueblo mexicano con su Historia reciente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario